Su gente, su tierra, sus cascadas, sus deliciosas playas… Todo en Isla Mauricio parece concebido para brindar al visitante la tranquilidad y disfrute que llega buscando.
Flotando en medio del océano malva, transparente, verde, blanco, violeta, rojo y por fin azul, Isla Mauricio esboza una gran sonrisa y sobrevive al destructivo paso del tiempo y del hombre. En esta idílica “joya del Índico” es fácil enamorarse de sus delicadas playas, ríos, lagos y arroyos; de sus bosques de cocoteros, palmeras y macizos cuajados de adelfas; de sus rincones románticos y de sus lujosos hoteles. Y es que Mauricio es lo más parecido a lo que podría ser el paraíso en la tierra, un lugar en el que el tiempo corre a otro ritmo.
Port Louis, la capital, es buen ejemplo del mestizaje característico de la isla. Además de ser sede del Gobierno y la Administración, es el único puerto y principal centro comercial. Chaussée es la calle de los negocios y una de las más comerciales, perfecta para adquirir piezas de artesanía local en establecimientos como el Planet Shop o el Jardín de la Compagnie. Para vivir el bullicio de primera mano hay que acercarse al Mercado Central, popularmente conocido como el Bazar, rebosante de verduras frescas y multitud de especias que empalagan los sentidos. Verás pasar a mercaderes indios, chinos y criollos mientras otros intentan atraer clientes al grito de “Bon jour”. Sin duda, una de las experiencias más interesantes de las que se puede disfrutar en la capital de la isla. El moderno centro comercial Caudan Waterfront es otro de los grandes puntos de encuentro. Aquí encontrarás las mejores firmas de moda y joyas, y una curiosidad: posee un pequeño museo de sellos y postales que merece la pena visitar.El barrio chino, por pintoresco, es otro de los imprescindibles. En cada esquina aguarda una sorpresa, como los vendedores de tallarines y de albóndigas de pescado o las interesantes gangas, a un precio que excluye toda competencia. No te pierdas la imprenta, donde se sigue componiendo el periódico como antaño.
La capital también destaca por ser uno de los numerosos sitios donde puede apreciarse la arquitectura criolla propia de la isla, destacable por su particular belleza de líneas y formas. Destacan laPlaza de Armas, hermoso conjunto colonial, el Ayuntamiento, la Biblioteca, el Colegio Real o la Basílica de Santa Elena. También en Port Louis se concentran todas las pagodas de la isla, con ricos colores, tallas e imágenes.
Imprescindibles de la isla
En la Costa Noroeste, de cálidas temperaturas, destacan Cap Malhereux y Grand Gaube, pintorescas villas de pescadores desde donde se pueden divisar las islas Plate, Ronde y Coin de Mire; Grand Baie (conocida como “la Costa Azul de Isla Mauricio”), Mont Choisy, una de las playas más populares, Trou aux Biches, magnífico lugar para aventurarse a descubrir las profundidades marinas, y Pointe aux Piments, con magníficos cocoteros que rodean la costa.
La Costa Oeste se distingue por sus paisajes montañosos y pequeños pueblos con playas solitarias de aguas turquesas ideales para evadirte y relajarte recogiendo conchas. En esta zona se encuentran las extensas playas de Flic en Flac, antiguo punto de encuentro de corsarios y lugar de repartición de botines, Tamarin, famoso por sus cascadas, las más altas de Mauricio, y la mágica zona de Black River, donde aún se escuchan las leyendas de esclavos mauricianos de otras épocas.
En la Costa Sur, desde Morne Brabant hasta Mahébourg, encontramos espectaculares playas, rica fauna marina e impresionantes acantilados. En Chamouny no puedes perderte el Parque Natural La Vallée des Couleurs, donde las cascadas y la tierra llegan a adquirir hasta 27 tonalidades diferentes.
En la Costa Este destaca la Isla de los Ciervos, una de las más bellas. Cuenta con un espléndido campo de golf y un pequeño puerto repleto de barcos y motoras para practicar deportes náuticos.
En la Meseta Central, como consecuencia de la acción volcánica, te toparás con cráteres extintos como el Trou aux Cerfs, Grans Bassin o Kanaka Cráter, y montañas encantadoras como la de Pieter Both, la segunda más alta del país. Numerosos ríos y bosques primitivos aportan su granito de arena a este paraíso. Y si lo que vemos del Índico ya es una maravilla, describir los tesoros que esconde bajo la superficie es imposible. El silencio y la paz que transmite el fondo marino resultan sobrecogedores. Aunque todo lo anterior no existiera, Mauricio seguiría siendo el lugar que, según Marc Twain, inspiró la creación del Paraíso. Por lo tanto, la isla merece una visita. Descubrirás un mundo sorprendente y enigmático de colores, aromas y sabores.
Guía útil
Idioma: la lengua oficial es el inglés, pero predominan el francés y criollo.
Moneda: rupia mauriciana.
Equipaje: no suele ser necesaria ropa de abrigo, pero no está de más llevar una chaqueta para las noches. Un calzado cómodo es indispensable.
Taxis: no disponen de taxímetro, así que es aconsejable pactar el precio antes de iniciar el trayecto.
Líneas aéreas: Condor vuela a Mauricio tres veces a la semana desde Madrid, Barcelona y Bilbao (via Frankfurt), en clase Premium Economy o Economy Class.
